A través de la ventana,
observo un mundo mojado
por las lagrimas del cielo
que caen, porque tu no estas.
El cielo llora, y mi corazón se inunda
con mi propio llanto, porque tu no estas.
Te fuiste también en un día mojado.
Y todavía hoy recuerdo aquellas gotas
mojando tu piel, empapando tus cabellos.
También recuerdo mis lagrimas, cayendo
en tu cara, resbalando por tus mejillas,
como si aun pudieses llorar.
Hoy llueve, como entonces, y tu no estas...